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A galopar

 

Las tierras, las tierras, las tierras de España,

las grandes, las solas, desiertas llanuras.

Galopa, caballo cuatralbo,

jinete del pueblo,

al sol y a la luna.

¡A galopar,

a galopar,

hasta enterrarlos en el mar!

A corazón suenan, resuenan, resuenan

las tierras de España, en las herraduras.

Galopa, jinete del pueblo,

caballo cuatralbo,

caballo de espuma.

¡A galopar,

a galopar,

hasta enterrarlos en el mar!

Nadie, nadie, nadie, que enfrente no hay nadie;

que es nadie la muerte si va en tu montura.

Galopa, caballo cuatralbo,

jinete del pueblo,

que la tierra es tuya.

¡A galopar,

a galopar,

hasta enterrarlos en el mar!

 

Rafael Alberti

Aire del Sur buscado en Inglaterra

 

Si el aire se dijera un día:

—Estoy cansado,

rendido de mi nombre... Ya no quiero

ni mi inicial para firmar el bucle

del clavel, el rizado de la rosa,

el pliegecillo fino del arroyo,

el gracioso volante de la mar y el hoyuelo

que ríe en la mejilla de la vela...

Desorientado, subo de las blandas,

dormidas superficies

que dan casa a mi sueño.

Fluyo de las paradas enredaderas, calo

los ciegos ajimeces de las torres;

tuerzo, ya pura delgadez, las calles

de afiladas esquinas, penetrando,

roto y herido de los quicios, hondos

zaguanes que se van a verdes patios

donde el agua elevada me recuerda,

dulce y desesperada, mi deseo...

Busco y busco llamarme

¿con qué nueva palabra, de qué modo?

¿No hay soplo, no hay aliento,

respiración capaz de poner alas

a esa desconocida voz que me denomine?

Desalentado, busco y busco un signo,

un algo o alguien que me sustituya

que sea como yo y en la memoria

fresca de todo aquello, susceptible

de tenue cuna y cálido susurro,

perdure con el mismo

temblor, el mismo hálito

que tuve la primera

mañana en que al nacer, la luz me dijo:

—Vuela. Tú eres el aire.

Si el aire se dijera un día eso...

 

Rafael Alberti

Canto río con tus aguas

 

Canto, río, con tus aguas:

 

De piedra, los que no lloran.

De piedra, los que no lloran.

De piedra, los que no lloran.

 

Yo nunca seré de piedra.

 

Lloraré cuando haga falta.

Lloraré cuando haga falta.

Lloraré cuando haga falta.

 

Canto, río, con tus aguas:

 

De piedra, los que no gritan.

De piedra, los que no ríen.

De piedra, los que no cantan.

 

Yo nunca seré de piedra.

Gritaré cuando haga falta.

Reiré cuando haga falta.

Cantaré cuando haga falta.

 

Canto, río, con tus aguas:

 

Espada, como tú, rio.

Como tú también, espada.

También, como tú, yo, espada.

 

Espada, como tú, río,

blandiendo al son de tus aguas:

 

De piedra, los que no lloran.

De piedra, los que no gritan.

De piedra, los que no ríen.

De piedra, los que no cantan.

 

Rafael Alberti

El alba denominadora

 

A embestidas suaves y rosas,

la madrugada te iba poniendo nombres:

Sueño equivocado,

Ángel sin salida,

Mentira de lluvia en bosque.

Al lindero de mi alma,

que recuerda los ríos,

indecisa, dudó, inmóvil:

¿Vertida estrella,

Confusa luz en llanto,

Cristal sin voces?

No.

Error de nieve en agua, tu nombre.

 

Rafael Alberti

© 2013 by Batiscafoide.

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